El trabajo de Lilach recuerda la cafetería que sus abuelos tenían en Etiopía. Allí proveían comida y bebida a las personas que comenzaban su viaje a Eretz Israel y se detenían en la cafetería para descansar y abastecerse. Esa es la razón por la cual la familia no emigró a Israel en las diversas operaciones de Aliá. Los abuelos de Lilach conocían los riesgos que implicaba su trabajo y, sin embargo, continuaron con sus acciones. Sus actividades se dieron a conocer al gobierno etíope y los abuelos fueron arrestados. La abuela de Lilach fue liberada después de once meses, mientras que su abuelo fue liberado después de un año y medio. La familia emigró a Israel con la ayuda del Mossad y otras organizaciones. La cafetería ha dejado un recuerdo importante no solo para Lilach y su familia sino para todos los judíos etíopes que conocieron a sus abuelos. Por sus acciones, los abuelos de Lilach fueron reconocidos como Prisioneros de Sión.