Oriyan conoció la historia del abuelo de su abuela y decidió presentarla. Su tatarabuelo era un hombre religioso, un cabalista oculto, sin pretensiones y humilde. Rezó con devoción durante toda su vida y se cuidó de vivir de acuerdo con los mandamientos religiosos tanto en Bagdad, de donde era, como en Israel. Oriyan eligió mostrar el patio y la casa a la que acudía la gente para recibir bendiciones. Puso figuras esperando en la entrada. En la casa hay una foto de su tatarabuelo.