Quedé tan asombrado por los valores que vi repetidamente en las biografías de mi familia, que me inspiré para representarlos en forma de una obra de arte. Mi obra de arte está compuesta por muchos espejos que, juntos, forman una esfera. Estos espejos simbolizan que soy el reflejo de mis ancestros; y la suma de los valores y cualidades espirituales que cada miembro de mi familia tiene, se reflejan en la persona que soy hoy "las acciones de los padres son una señal para los hijos". Cada año, en la noche del Seder de Pesaj, recitamos la Haggadah. Aprendemos cómo, viniendo de un lugar de dificultad, Hashem nos convirtió en un pueblo unido y nos dio la Torá, la ética que nos distingue, guiándonos hasta la sagrada tierra de Eretz Israel, y así la narrativa continuará de generación en generación.