Mis bisabuelos paternos vivían en Viena, tenían una tienda de antigüedades de dos pisos con un ascensor interno, llevaban una buena vida, pero todo cambió con la invasión de los alemanes en Viena. Cuando llegaron, enviaron a los judíos a guetos, pero mi bisabuelo Alberto Nagel no obedeció, al contrario, alquiló un apartamento en el edificio frente a la sede de las SS y desde allí planeó su huida a la libertad, a través de parientes. Obtuvieron pasaportes y visas chilenas y compraron un boleto en coche cama (algo que estaba prohibido para los judíos) para ir a Marsella, donde tomarían un barco hacia América del Sur. Mi bisabuelo Alberto, junto con Margarita y su hija Erika, tomaron el tren que los llevaría a la libertad. Esta es la razón por la cual elegí hacer mi trabajo pensando en un tren, ya que para mi familia represento la escapatoria hacia la vida y la supervivencia, pero también representa el recuerdo de millones de personas que no sufrieron el mismo destino y fueron asesinadas por la barbarie nazi.